Programa Alcohólicos Anónimos
12 pasos
Primer paso
Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.
Cuarto paso
Sin miedo hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.
Séptimo paso
Humildemente Le pedimos que nos liberase de nuestros defectos.
Décimo paso
Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos inmediatamente.
Segundo paso
Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros mismos podría devolvernos el sano juicio.
Quinto paso
Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos, y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos.
Octavo paso
Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos.
Undécimo paso
Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con Dios, como nosotros Lo concebimos, pidiéndole solamente que nos dejase conocer Su voluntad para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla.
Tercer paso
Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de Dios, como nosotros Lo concebimos.
Sexto paso
Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos liberase de nuestros defectos.
Noveno paso
Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, excepto cuando el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para otros.
Duodécimo paso
Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratamos de llevar este mensaje a los alcohólicos y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos.
12 tradiciones
Primera tradición
Nuestro bienestar común debe tener la preferencia; la recuperación personal depende de la unidad de A.A.
Cuarta tradición
Cada grupo debe ser autónomo, excepto en asuntos que afecten a otros grupos de A.A. o a A.A. considerado como un todo.
Séptima tradición
Todo grupo de A.A. debe mantenerse completamente a sí mismo, negándose a recibir contribuciones de afuera.
Décima tradición
A.A. no tiene opinión acerca de asuntos ajenos a sus actividades; por consiguiente su nombre nunca debe mezclarse en polémicas públicas.
Segunda tradición
Para el propósito de nuestro grupo solo existe una autoridad fundamental: un Dios amoroso tal como Se exprese en la consciencia de nuestro grupo. Nuestros líderes no son más que servidores de confianza. No gobiernan.
Quinta tradición
Cada grupo tiene un objetivo primordial: llevar el mensaje al alcohólico que aún está sufriendo.
Octava tradición
A.A. nunca tendrá carácter profesional, pero nuestros centros de servicio pueden emplear trabajadores especializados.
Undécima tradición
Nuestra política de relaciones públicas se basa más bien en la atracción que en la promoción; necesitamos mantener siempre nuestro anonimato personal ante la prensa, la radio y el cine.
Tercera tradición
El único requisito para ser miembro de A.A. es querer dejar de beber.
Sexta tradición
Un grupo de A.A. nunca debe respaldar, financiar o prestar el nombre de A.A. a ninguna entidad allegada o empresa ajena, para evitar u los problemas de dinero, propiedad y prestigio nos desvíen de nuestro objetivo primordial.
Novena tradición
A.A. como tal nunca debe ser organizada; pero podemos crear juntas o comités de servicio que sean directamente responsables ante aquellos a quienes sirven.
Duodécima tradición
El anonimato es la base espiritual de todas nuestras tradiciones, recordándonos siempre anteponer los principios a las personalidades.